Mientras idealizamos el amor, el dinero, la felicidad buscada, e incluso la suerte. Mientras ponemos precio y peso a las ganas y al deseo. Mientras materializamos el magnetismo, la química, la casualidad, la magia y las ocasiones...
¿Te preguntaste cuándo vendiste tus sueños? ¿Cuándo te garantizaste en tu cabeza que tus propios deseos y emociones le pertenecían? ¿Cuándo tú misma te diste por vencida?
Vender la primavera al otoño fue la decisión más triste que no pude tomar. Quizás dejar al estío que arrase y tome la vida como viene... nos mostrará el segundo del dulce prodigio.
Porque las miradas llenas de casualidades nos hacen sentir que todavía hay tiempo para perder la cabeza y quitarnos los zapatos...
...."y si quieres bailamos" ;
porque nadie baila como yo mi canción favorita.
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