“Como ocurre en la película La Rosa Púrpura de El Cairo; la magia de la empresa social consiste en que
te presentas, entras, y de repente las historias que los demás quieren
compartir se convierten en tus historias. La “otra economía” consigue dar la
mano a los participantes para entrar en el guión y sentir. Conseguir ese sistema de gestión centrado en la persona para
cada contexto y situación, es la
innovación en sí misma: siempre implica un cambio vivo.”
Creo en la fuerza de las historias
Todo texto que tratase acerca de
economía social debería comenzar con una historia, y cada vez que se perdiera
el rumbo en la gestión, se debiera volver a ella; a la búsqueda de la motivación por la que se dio solución
a ese problema social[1]. Mi
experiencia de crecer participando en organizaciones sociales me ha ayudado a
valorar los testimonios de mis compañeros y compañeras, a crear grupos de
trabajo y aceptar las dificultades cuando no todos tienen los mismos objetivos
en un proyecto. Me responsabilicé del valor de la participación en la toma de
decisiones. Aprendí a relativizar los fracasos materiales y a priorizar por la
persona: “pues en estos momentos de crisis, de dificultad, cuando resulta
difícil permanecer, habla el corazón y la sensibilidad de no dejar caer las vidas
que existen detrás de las cifras.” Para mí, esto es gestión; y mantener el
proceso educativo para llegar a sentir comunidad, es parte de la gestión
innovadora.
Desde el texto “La empresa social, una forma de gestión innovadora”[2]; se busca
establecer si la empresa social puede ser considerada como tal. La conclusión final de la exposición es que sí, que en sí
mismas las empresas sociales son ejemplo de innovación, creando valor económico
y social para sus socios y las comunidades donde se desarrollan. Además, ocurre
en diferentes épocas. Con su conformación se ha contribuido a la solución de
problemáticas comunes que han aquejado a diversos sectores de la población en
el mundo.
A continuación se van a exponer las
conclusiones obtenidas a partir de dicho artículo acerca de la innovación
social, a modo de declaración de principios.
Creo en la primacía de la persona en la actividad económica, en vez del capital
Y por ello, “No estamos aquí para
crear hombres ricos sino sociedades ricas”. En este sentido, la empresa social
ofrece una alternativa a colectivos de difícil reinserción. Consorcio SIS de
Milán, Fundación Down en Zaragoza, Fundación Adunare… participan de la
dignificación social del mercado de trabajo. También existen personas
preocupadas por la calidad de vida e ideales que les ofrece su empleo; por
ejemplo los socios de la Cooperativa La Birosta, bar y restaurante de larga
tradición vegetariana/vegana. Cierran los domingos (¡en un sector de
restauración!), y los socios consideran fundamental su actitud: “Hemos montado un negocio donde es
fundamental nuestra postura ante la vida, tanto a través de la comida, como de
las actividades que desarrollamos…”[3](Lorena
Abad)
La “Otra
Economía” desarrolla personas solidarias, libres y democráticas: portadores de
sueños y de futuro.
Materializa una forma de vida solidaria, aprovecha recursos sociales ociosos
(paro y autoempleo colectivo), fomenta una economía que da más oportunidades
vitales. Esto es innovación.
Creo en el poder de las causas que unen a la personas para resolver problemas de forma participativa. Creo en la creación de redes
Pues su lógica no es moda pasajera
de redes sociales al uso (tal y como las entendemos virtualmente); sino que es
la única manera de vertebrar procesos participativos verdaderamente
enriquecedores para todos y todas, dejando al margen el protagonismo de una
organización o persona en concreto.
Si existen
personas u organizaciones que funcionan bien según unas pautas comunes como el
caso de las integrantes de REAS (Red de Economía Alternativa y Solidaria), ¿por
qué no agruparse para generar un espacio económico auto-referente? Y es más…
¿por qué no generar un mercado social de compromiso entre organizaciones,
financiadores, proveedores, consumidores y usuarios, que potencien los hábitos
del corazón y generen nuevos códigos de consumo responsable? Mercado Social,
GOTEO, y MOVE COMMONS son plataformas virtuales creadas para poner en contacto
a todos los actores anteriores, reactivando un tipo de participación inédito
hasta hace poco tiempo. Esto es innovación.
Creo en la repercusión positiva de la economía social en la comunidad. Creo en una futura cultura de cuidado de “los comunes”
Por ejemplo, según Enrique Bayona,
director del Grupo Arcoiris (cooperativa agraria), uno de los mayores éxitos de
su grupo ha sido ayudar al desarrollo de la comarca del Matarraña: “Mejorar el entorno social es nuestro
objetivo. Por ejemplo, hace unos meses supimos que la escuela de Lledó tendría
que cerrar por falta de alumnos, así que
nos preguntamos si dispondríamos de algún puesto de trabajo para que familias
con hijos se instalaran en el pueblo. Dimos empleo a dos personas y hemos
logrado mantener abierta la escuela”.
Marina Martínez, presidenta de la
empresa de limpiezas Tiebel, es otro ejemplo: “Las iniciativas que dan riqueza y trabajo han de salir de las
necesidades de cada zona. En los pueblos suele ocurrir que se instala una
empresa que anuncia muchos puestos de trabajo pero que a los pocos años se
marcha. ¿Por qué? Simplemente, porque su producción no está relacionada con lo
que puede ofrecer a la comarca.”[5]
Ambos testimonios son ejemplos de
preocupación empresarial por la redistribución de la riqueza en la propia
comunidad y el horizonte de continuidad de la empresa en el territorio. Esto es innovación.
Creo en el desarrollo de una gestión social y humana de las organizaciones, en constante evolución con los tiempos y el entorno. Un manantial de innovación
Para entender el
desarrollo de la gestión social es bonito hacer el ejercicio de retornar al
origen etimológico de la palabra economía; que viene del griego oikonomos y significa administración del
hogar (oikos significa
"hogar" y nemein, "administración”).
Y pese al paso de los siglos, la gestión más social sigue siendo la que dio nombre
a economía. La que baja “al mercado” al escalafón de lo humano; la de tu vida
diaria: la administración del hogar.
¿Qué hay de
innovador en esa gestión si es tan antigua? Pues que forma parte de la eutopía,
aquel lugar que acoge a todas las viejas buenas ideas. Un elemento innovador no
necesita ser enteramente nuevo o desconocido sino que debe implicar algún
cambio.
A lo largo de todo el escrito hemos resaltado viejas
buenas prácticas y repercusiones de las empresas sociales:[6]
- Son importantes promotoras del desarrollo social
- Reinvierten sus excedentes en un fondo común
- Son democráticas y activan la participación
- Desarrollan el espíritu emprendedor
- Dignifican el trabajo de la persona y autoemplean
- Colaboran en la inclusión e inserción social
- Apoyan los servicios educativos
- Facilitan la creación de infraestructura social
La innovación que
implica el cambio se fundamenta en el tiempo y el entorno en el que se vive e
interacciona en cada momento histórico. Actualmente la innovación reside en dar
respuesta a…
Nuevos tiempos. No le llamemos crisis; llamémosle cambio de paradigma. Apunta
a resultar un proceso que probablemente vaya a tardar años en alcanzar un equilibrio
y mientras el que sería conveniente buscar referentes para desarrollar un camino
alternativo. La apuesta por la economía social es el más claro de los
existentes actualmente. El modelo ha demostrado ser más resistente a la crisis
que las empresas capitalistas tradicionales. Frente a 4,9
millones de parados, las cooperativas han conseguido poner su granito de
arena y crear 8.000 empleos en el primer semestre de 2012, sin contar
con los puestos de trabajo que se han destruido en el sector.[7]
Nuevos entornos. Humanizar los espacios se
vincula necesariamente con la humanización de un tiempo más acorde a las
posibilidades de las personas.[8] Nunca el
mundo ha sido tan accesible, explorado y comunicado, pero sin embargo tan
paradójicamente poco “común”. Los HUB, los laboratorios urbanos y la gestión de
los espacios comunes surgen como alternativas de innovación y canalización de
la participación ciudadana. Crean nuevas
relaciones, siendo la participación la antorcha de utopía que acompañamos y que
nos acompaña en el camino, poniendo nombre a cada pequeño logro, cada paso
dado, cada puente tendido.
Esto es innovación social. Acaso inspirada en domesticar la utopía tal
y como se narra en viejos buenos relatos como “El Principito”. Con el corazón.
[1] “Las personas que resuelven problemas deben de algún modo
llegar a creer antes que pueden resolver problemas. Esta creencia no surge de
repente […] el proyecto requiere un comienzo, algo en el camino que ayude a una
persona a forjarse la creencia de que se puede hacer del mundo un lugar mejor.
Aquellos que actúan bajo esa creencia la extienden a los demás. Son
tremendamente contagiosos. Sus historias deben contarse.” (David Bornstein,
“Cómo cambiar el mundo”, experiencias de emprendedores sociales).
[2]Fuente:
“La empresa social, una forma de gestión innovadora”- Revista Otra Economía- Volumen
IV- Nº6- 1er semestre/2010 ISSN 1851-4715
[3] Fuente:
Periódico de Aragón 09/11/12 http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/lorena-abad-es-un-negocio-donde-es-fundamental-nuestra-actitud-_804939.html
[5] Fuente:
Heraldo Domingo 23/09/12, Nº 498 “Mirar de Frente a la Crisis”
[6]
Fuente: “La empresa social, una forma de gestión innovadora”- Revista Otra Economía- Volumen
IV- Nº6- 1er semestre/2010 ISSN 1851-4715
[7] Fuente:
Diario Público 09/12/12 http://www.publico.es/dinero/447058/la-economia-social-es-la-solucion-para-no-repetir-los-errores-de-la-crisis
[8] Fuente:
Conceptos para pensar el siglo XXI; Cap. Participación, Luis Aranguren Gonzalo.
1 comentario:
Un español perfecto, con una ortografía correcta, ni un solo anglicismo a la vista.
Le congratulo por ello, señorita Cristina Sánchez Herrando.
Ya hablaremos, tengo problemas burocráticos y he de crearme una cuenta de Google para disponer de correo electrónico.
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