“Callarme, estallar, llorar. He roto mi pasividad. Ser melancólica es
mi protesta, la huelga que soy capaz de hacer para independizar mi tristeza de
la tristeza colectiva, para ganar que me rebajen el horario de angustia
asalariada, pagada con el salario del deber. Como si con el deber se pudiera
comprar, por ejemplo, azúcar o petróleo. Nací marcada por el deber
transcendental. […] Debí ser fiel a todo lo que no me fue fiel. Por exceso o
por defecto. […]Lloro porque hoy todo me sucede de sopetón, a mí que nunca me
pasa nada, que siempre hago lo mismo: pedalear y pensar en las musarañas.”
La Nada Cotidiana- Zoé Valdés
Hay etapas en la vida que se
consumen mientras ignoras que las expectativas se beneficiaron tu parte del
trato. Al llegar el ocaso, te das cuenta de que llegó “9 Crimes” a la BSO de tu
existencia; pues hay momentos que escuecen, querido Damien Rice:
“It’s the wrong kind
of place/ To be thinking of you/ It’s the wrong time/For somebody new/ It’s a
small crime. Y sobre todo “And I’ve got no excuse”.
Y todo, sobre no tener excusa. Arrinconé
el recuerdo y le fui fiel, aunque no sirviera de Nada, aunque coleccionara esa Nada esclava día tras día. Y hoy se cayeron todos mis “cubiertos”, Damien Rice.
It’s a small crime.
Nada es el sabor que te debería dejar
en la garganta recordar un viejo amor (y no pasa). Nada es la ley de Murphy de
la teoría de las expectativas personales (y su somebody new). Nada es la verdad
no sospechada de lo que nos parece siempre, la ensayada palabra muda que no
aparecerá en los diccionarios de culpa.
Porque las expectativas son las
maestras de la mentira y la suerte de cumplirlas; el azar en la palma de tu
vida.
“Bajé las escaleras, despacio.
Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza, el anhelo de vida con
que las había subido por primera vez. Me marchaba ahora sin haber conocido nada
de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés
profundo, el amor. De la casa de la calle Aribau no me llevaba nada. Al menos,
así creía yo entonces.”
Nada- Carmen Laforet
(...)
Moraleja: “Y termina con
something”
Cuando era pequeña me leí “La
Historia Interminable” de Michael Ende. En Fantasía le tenían un miedo terrible
a la Nada, porque destruía su mundo sembrando el vacío y la desesperanza.
El vacío era una preocupación gorda, pero la desesperanza hacía a la persona fácil de controlar, y aquel que tuviera el control, tendría el Poder.
Que nunca nadie atesore tu desesperanza, por encima de la Nada, sigue escribiendo a "Something".
"La conocí el próximo verano mejor no decir su nombre, no sea que esté escuchando"
(Marwan e Ismael Serrano)
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